Los procesos vitales son muy dinámicos y están sujetos a un flujo permanente de energía, agua y nutrientes. En la naturaleza estos procesos ocurren todo el tiempo, lo que permite el desarollo de sistemas de vida dinámicos y estables. Debido a su particular clima, topografía y suelos, los bosques tropicales húmedos son el hogar de diversas formas de flora y fuana que responden perfectamente a las particularidades de estas regiones. La regeneración, recuperación y renovación de estos sistemas se realiza a través de procesos de sucesión. Dentro de estos procesos cada especie ocupa, durante un cierto período de tiempo, un espacio determinado en el que contribuye, con su capacidad particular, a mejorar y optimizar sus condiciones, así como las de los miembros de su consorcio, para que prosperen y se reproduzcan. A medida que pasa el tiempo, cada especie, al desempeñar sus funciones, crea las condiciones necesarias para el desarrollo de otras especies (más exigentes), asegurando que se mantengan la energía, el agua y la dinámica de los nutrientes. Como resultado, la naturaleza crea sistemas cada vez más complejos que producen formas más diversas (Götsch, E. 1994; Milz, J. 2002; Milz, J. 2006; Schulz, B. 1994; Schulz, B. et.al. 1994).
"Al comprender y aprovechar los principios subyacentes de la sucesión natural, logramos una abundante producción agrícola y forestal sin utilizar productos químicos o y/o luchando contra «enfermedades» y «plagas»".
Una de las medidas más importantes para la mejora y el mantenimiento de la fertilidad del suelo en los sistemas dinámicos de producción agroforestal, es la incorporación continua de material orgánico leñoso, del cual grandes cantidades están disponibles cada año como resultado de las pràcticas de poda (Lemieux, G. 1996; Caron, C. et.al. 1996).
“La agroecología es un enfoque intensivo en el conocimiento. Requiere políticas públicas que apoyen la investigación agrícola y los servicios de extensión participativa…los estados y donantes tienen un papel fundamental que desempeñar aqui. Las empresas privadas no invertirán tiempo y dinero en prácticas que no pueden ser recompensadas por patentes y que no abren mercados para productos químicos o semillas mejoradas.“ (Schütter de, O. 2011).
